viernes, 4 de junio de 2010

Somos una Organización al servicio de la reconstrucción popular.

Somos una Organización al servicio de la reconstrucción popular con sentido de clase. Una Organización que busca aportar a generar las condiciones para que el poder sea de las mayorías explotadas: todo el poder para el pueblo.

Somos una Organización de Izquierda. Somos una Organización Popular. Somos una Organización Revoucionaria.

Luego de dos décadas de “recuperada la democracia”, el proyecto impuesto por la dictadura pinochetista ha seguido vivo no sólo a través de la permanencia del modelo político y económico, sino que sobrevive también en su correlato ideológico y cultural que se evidencia en las profundas huellas con que marcó a fuego la conciencia de nuestro pueblo. Las administraciones civiles continuistas y profundizadotas del modelo impuesto por la bota patronal-militar han reforzado los valores del individualismo, el consumismo, el egoísmo, la desconfianza, el temor y la apatía.

Ha calado duro la ideología de los dominantes en la mente de los populares. Esto es lo que ha permitido la impunidad de los crímenes de la dictadura, mantener una legislación laboral a la medida de los patrones, un monopolio en los medios de desinformación masivos, una casta política alejada de las necesidades del pueblo y corrompida por el poder económico, la judicialización y criminalización de las luchas sociales, la brutal militarización y violación de los derechos humanos en el territorio mapuche, la conculcación y mercantilización de los derechos básicos (educación, salud, vivienda), el saqueo absoluto de las riquezas naturales por parte de trasnacionales, la devastación del medio ambiente, por nombrar sólo algunos aspectos de los más característicos y relevantes del modelo social en Chile.

En ese contexto la organización social se ha visto fuertemente contraída. Ni rastro de lo que ha sido la gloriosa historia del movimiento obrero y popular chileno. Así también las organizaciones políticas de la izquierda revolucionaria llevamos veinte años no sólo de fragmentación sino también de alta marginación social, incapacidad de incidir en la política nacional y, en general, ausencia de vocación de poder. Una política más testimonial que efectiva, con más estética que responsabilidad histórica, más para conformarse a sí misma que para articular voluntades populares contra el sistema. Por otra parte, remedos de las organizaciones tradicionales de la izquierda chilena se han desperfilado en su juego acomodaticio al sistema y han perdido el horizonte y la práctica revolucionaria.

Por eso es que nuestra Organización, expresada en cada uno de sus militantes, colaboradores y simpatizantes, busca ser un instrumento para la reconstrucción popular. Ser un instrumento que en su acción misma incida en la recuperación de los valores y conciencia de clase, a la vez que promueva el rearme orgánico que permita a nuestro pueblo enfrentar con firmeza el abuso de los poderes dominantes, recuperando nuestra soberanía.

Cada militante despliega su trabajo en distintos espacios de construcción político-social. En espacios estudiantiles, poblacionales, sindicales, intelectuales, internacionalistas, culturales, comunicativos, de educación popular, de articulación política, entre otros. En algunos de ellos referenciamos la Organización, en otros no, pues estamos convencidos que lo importante hoy en Chile, dado el peso específico de las Organizaciones Revolucionarias, es ir destacando fundamentalmente las capacidades populares, las construcciones populares y los avances orgánicos que evidencien superaciones reales, no necesariamente siglas y nombres escasamente convocantes.

Cada militante convertido en un constructor rebelde del día a día y sus noches. Cada constructor un agitador, un educador, un organizador, que va activando, promoviendo, dinamizando la Fuerza Popular en sus espacios territoriales, temáticos y/o sectoriales. Un constructor de nuevos amaneceres, que no espera que nadie le llame, que toma la iniciativa, multiplicando la organización social con criterios de democracia interna opuesta al conformismo sumiso que imponen los de arriba, alejando la lógica mercantil del lucro y demostrando que con solidaridad de clase y apoyo mutuo es posible dar vida a experiencias que (nos) transforman, construyen realidad y sirven de pisos que se suceden progresivamente en la acumulación de fuerzas populares para cambiar no un poquito esta sociedad, sino que llegar a cambiarla toda y de raíz.

Por eso el constructor, nuestro militante, encuentra sentido a la vida en la lucha, porque otro mundo es posible sólo con la organización del conjunto del pueblo en la construcción del socialismo.

Constructores - Agitadores que instalan y dinamizan la fuerza del pueblo desde las demandas concretas, desde las reivindicaciones territoriales, temáticas y sectoriales, haciendo de la lucha económica y reivinidicativa un trampolín para la lucha y la conciencia política, siendo parte activa de esas luchas, pero mostrando siempre los límites estructurales de las mismas. Porque no queremos un país más justo: queremos un país justo y punto, no se puede humanizar el capitalismo. Para eso se requiere un orden social radicalmente distinto, con valores antagónicos a los del presente.

Constructores - Educadores que van reconstruyendo colectivamente los saberes populares con conciencia de clase, sin dogmas y en construcciones horizontales de saber, que nos hacen ir de la lógica simple y excluyente del mundo consumista a las conciencia reflexiva de las relaciones de explotación y dominación. Hacer del desánimo y la rabia, una crítica al orden social y propuestas de transformación.

Constructores - Organizadores que van rompiendo con la ideología del individualismo desde la puesta en práctica de ejercicios colectivos de reconstrucción popular, pasando de establecimientos efímeros a construcciones cada vez más sólidas. Fortaleciendo una organización social desde un prisma que supere mezquindades de pequeños acuartelamientos de siglas o colores. Organizaciones que incorporen la diferencia para luchar contra el contrario.

Desde estas construcciones locales, sectoriales y temáticas se van sentando los cimientos de los procesos unitarios que las lleguen a referenciar más allá de sus radios de acción inmediatos, disputando no sólo porciones territoriales, sectoriales o temáticas, sino el conjunto social: el poder. Para ello se debe profundizar una construcción con sentido de amplitud y vocación de poder, con cada vez mayores claridades estratégicas y tácticas expresadas en acuerdos colectivos y los respectivos instrumentos orgánicos que las posibiliten.


La Política de nuestra Organización

La coherencia de las iniciativas que se despliegan, la orientación política, la direccionalidad de los trabajos, está dada por un soporte político-ideológico y una plataforma programática acorde al contexto actual.

El soporte político-ideológico lo recogemos de larga tradición de lucha de los pueblos del mundo en sus avances de sistematización de la praxis revolucionaria. Luchamos por el socialismo, luchamos por la conquista del poder político por parte de las mayorías, luchamos por una revolución que recupere los medios de producción para los trabajadores y ponga fin a la explotación, recuperando la soberanía popular, que supere la división de clases que ha marcado la historia hasta nuestros días.

Nos nutrimos de las corrientes revolucionarias de la historia de los pueblos. Asumimos una visión materialista y dialéctica de la historia para la comprensión de la realidad, en ningún caso excluyente con la variada fuente de sabidurías con que se ha ido enriqueciendo, en especial en nuestro continente, el pensamiento emancipador.

La política revolucionaria para ser tal jamás puede entenderse despojada de una ética revolucionaria, de los valores que se forjan al calor de las construcciones populares y el enfrentamiento con el enemigo.

Estos valores se deben expresar en la estrategia de construcción política: el Poder Popular. Que no deja para mañana lo que se debe hacer hoy, pero tampoco se agota en un presente estrecho o en localismos acotados. Una lógica de construcción que promueve el protagonismo del sujeto popular por sobre todas las cosas.

Para ampliar los márgenes de influencia de los sectores revolucionarios hoy, proponemos una política que no se quede en consignas maximalistas ni en pliegos de demandas específicas –ambos polos necesarios de sostener-. Una plataforma programática a través de la cual se sumen más sectores de pueblo, se vaya construyendo una fuerza social con vocación transformadora. Sin duda, el camino de la constitución del sujeto revolucionario y el poder será complejo, con las tensiones y contradicciones propias de la vida y lo humano, pero lo transitamos con la convicción de la urgencia y la necesidad del cambio político a favor de las mayorías populares.

Los siguientes puntos representan líneas programáticas que se traducen en líneas de acumulación social y política:

Luchar por la defensa y recuperación del medio ambiente, en la perspectiva de una nueva relación entre la sociedad humana y la naturaleza y el cosmos, basada en el mutuo respeto e interacción beneficiosa, donde el ser humano y la sociedad dejen de considerarse errada y suicidamente separados, superiores y dominantes de la naturaleza y el cosmos.

Luchar por la recuperación de las riquezas naturales para favorecer un desarrollo social y económico de carácter nacional, soberano y equitativo. Asegurando un uso sustentable ambiental y socialmente. Es urgente renacionalizar la gran minería – en especial del cobre-, el agua, el mar y las fuentes energéticas.

Luchar por la democratización de Chile, dejando atrás esta “democracia” de componendas a espaldas del pueblo dirigida desde el mercado. Se hace imprescindible, en este sentido, impulsar la convocatoria a una Asamblea Constituyente que tire por la borda la Constitución de Pinochet-Lagos, constituyendo en torno a esa demanda un sujeto cada vez más inquieto políticamente y conciente del poder de la acción colectiva.

Luchar por la democratización de las Fuerzas Armadas y policías, exigiendo carrera única desde los rangos menores hasta los altos mandos. Fin a la justicia militar en tiempos de no guerra y prohibición de actuar de este sistema en procesos de lucha social y política.

Luchar por hacer efectivos los Derechos Humanos, haciendo exigibles judicialmente los Pactos Internacionales suscritos y hoy en gran parte letra muerta sin aplicación ni exigibilidad. Deteniendo la criminalización de la lucha social y la represión a las movilizaciones.

Acceso garantizado y de calidad a derechos sociales básicos sin intermediación del lucro de los privados: educación, salud, transporte, pensiones y vivienda, financiado a través de una clara política de soberanía y re distribución sobre las riquezas nacionales.

Una política estatal comprometida con el desarrollo de la cultura popular y el acceso democrático a los medios de comunicación, desterrando la lógica actual de favorecer sólo a los grandes consorcios, los compadrazgos políticos y la cultura de la basura.

Respeto a nuestros pueblos originarios y apoyo a sus luchas por la recuperación territorial e identitaria, en la perspectiva de la reparación de los crímenes, negaciones, exclusiones y despojos históricos que el Estado chileno ha cometido contra ellos, reconociendo el carácter plurinacional y multicultural del territorio del Estado chileno.

Políticas de promoción social específicas para los distintos grupos sociales que en determinados escenarios viven discriminaciones, no reconocimientos simbólicos, políticas en serio. Hablamos de nuestros ancianos, jóvenes, niños, mujeres.

Integración estratégica entre los pueblos del continente, en el marco de una voluntad política bolivariana anti-imperialista clara, sin ambigüedades, es decir, sin concesiones al chovinismo divisionista y pro imperial, por la plena y armoniosa unidad continental soberana, imprescindible condición para la construcción del socialismo nuestroamericano.

Reparación histórica de los crímenes y relaciones no equitativas con nuestros países vecinos, especialmente restablecimiento de la salida soberana del mar al pueblo hermano de Bolivia, y un nuevo trato con el pueblo hermano de Perú, empezando por la revisión –de pueblo a pueblo, sin injerencias imperiales- de los tratados espurios firmados bajo ocupación y coerción militar.

Son estas algunas coordenadas que trazan rumbos para que el gigante popular siga acumulando fuerzas, pero no tienen sentido si son letra muerta en textos políticos. Para nosotros, sólo tienen sentido cuando se van haciendo realidad en la conciencia y la práctica de los populares. Ese sentido sólo se adquiere en experiencias vivenciales, en prácticas concretas, con hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños, trabajadores de nuestro pueblo. En esas construcciones nos vamos encontrando contigo y muchos más: codo a codo, golpe a golpe, verso a verso, día tras día, noche tras noche. No somos pocos, pero seremos millones.

Vamos a ser inmensamente libres!!!.
Vencer o vencer!!!

Con la verdad por delante y de cara a nuestro pueblo: construyendo Poder Popular!.

Colectivo Andamios.



www.colectivoandamios.blogspot.com – colectivoandamios@gmail.com

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